domingo, 26 de julio de 2009

Rastro de Madrid

Mercadillo de El Rastro
(Madrid)




Es un mercado céntrico, al cual se accede con mucha facilidad. La zona está cerca de la Plaza Mayor y se puede llegar a pie desde la Puerta del Sol. Las comunicaciones son buenas, tanto en Metro como en autobús. Quien pasa por Madrid se reserva una mañana festiva para ir al Rastro de 9 a 15 horas. El público pasea, compra lo imprevisto junto con lo que busca, regatea un poco, va a beber un chato de vino con tapas en los bares de la zona y se muestra siempre alegre bajo el sol o la lluvia porque durante unas horas está en un mundo atractivo y diferente.


Los vendedores montan sus puestos a partir de las 8 horas y, a las 15 horas, los empiezan a desmontar. De 9 horas a 15 horas, el público tendrá a su disposición este simpático mercado durante 6 horas de disfrute.



En el Rastro de domingos y festivos, hay ruido humano pero no hay coches. Es zona peatonal. Los puestos no están sectorizados, si bien es verdad que los artesanos tienen tendencia a juntarse en la Plaza de Cascorro.

Hay tabernas, cervecerías, cafeterías y restaurantes. En la Plaza de la Cebada, en época de buen tiempo, se instalan terrazas. Conviene llevar la cartera bien guardada porque, como en todos los sitios donde acude mucha gente, los ladrones se mezclan al público.

Aquí la gente viene a olvidarse de sus problemas cotidianos y a pasar unas horas agradables, incluso si hace mal tiempo. El Rastro ha llegado a ser un acontecimiento festivo habitual en Madrid.

Desde los años 80 hasta el año 2000, por orden de los alcaldes sucesivos, se reordenó el Rastro. Se restringió la extensión del Rastro a los domingos y festivos. Los puestos permanentes de los días laborables fueron aparcados hasta su total eliminación. Hoy en día, el Rastro sigue protegido por sus clientes que lo quieren conservar en su forma tradicional sin grandes cambios.

“El Rastro de siempre” no es una realidad porque ha cambiado a lo largo de su historia. Pero el Rastro es un mercado que sigue en su sitio desde hace más de 500 años. Mientras sea así, será una prueba de que el deseo del Pueblo tiene más poder que la política que siempre cambia.

El Rastro no es patrimonio del Ayuntamiento de Madrid. Sus sucesivos alcaldes no deben remodelarlo constantemente ni desplazarlo a su antojo cuando molesta sus proyectos urbanísticos. Su obligación es protegerlo con una seguridad ciudadana adecuada para los más de 100.000 visitantes que a él acuden cada vez que se celebra.





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