domingo, 26 de julio de 2009

Templo de Debod (Madrid)

Templo de Debod
(Madrid)


Situado en Madrid, al Este de la Plaza de España, en el Paseo del Pintor Rosales, (Parque del Oeste) en un alto. Está orientado (como originariamente) de este-oeste. El templo se halla en la actualidad restaurado y sus partes inexistentes, reconstruidas. Consta de una serie de estancias que se pueden visitar. El mejor momento para admirarlo desde el exterior es a la caída de la tarde.
 

El Templo de Debod fue un regalo de Egipto por la ayuda española en el año 1968, tras el llamamiento internacional realizado por la UNESCO, en el salvamento de los templos de Abu Simbel, en Nubia, ya que se iba a construir la presa de Asuán. Egipto donó cuatro de los templos del salvamento a distintas naciones colaboradoras: Dendur a EE. UU., Ellesiya a Italia Taffa a Holanda y Debod a España.
 

El templo de Debod se encontraba situado en la pequeña localidad que llevaba este nombre (Debod), en las orillas del río Nilo, muy cerca de la primera catarata, en la Baja Nubia (país del oro), al sur de Egipto.
 

Muy cerca, en la isla de Filé, se encontraba el gran santuario de la diosa Isis. El templo de Debod formaba parte de ese santuario, aunque su culto estaba dedicado al dios Amón. Se le calcula una edad de 2200 años construido por el rey nubio Adijalamani de Meroe
 
En el año 1960 se instituyó en España un grupo de salvamento que colaboró en la excavación de los yacimientos de Nubia en Egipto y en Sudán. Pero las obras de excavación en los cimientos del templo de Debod no se llevaron a cabo por el Comité Español sino por el Servicio de Antigüedades de Egipto.

Una vez desarmado el templo en 1961, lo llevaron a la isla Elefantina (que estaba situada frente a Asuán). Allí se quedaron todos sus bloques de piedra hasta el mes de abril de 1970 en que de nuevo viajó hasta Alejandría.


En junio de ese mismo año, las cajas embaladas conteniendo los bloques del templo de Debod fueron embarcadas en el Benisa y llegaron al puerto de Valencia (España). Desde Valencia fueron trasportadas en camiones hasta Madrid, donde se almacenaron en el solar del Cuartel de la Montaña.

La tarea de los arqueólogos españoles fue difícil pues el Servicio de Antigüedades de Egipto sólo entregó un plano y un croquis del alzado del monumento, más algunas fotografías sin referencia de ninguna clase. Más de cien bloques habían perdido la numeración y muchos fragmentos llevaban una marca que no correspondía al plano.



En primer lugar se construyó una base de piedra con el fin de aislar los bloques originales del templo. Sobre esta base se empezó la reconstrucción, siguiendo la técnica llamada anastylosis, es decir colocando en su lugar los elementos originales encontrados y añadiendo las partes de reconstrucción con una piedra de diferente color, para distinguir los elementos antiguos y originales de los nuevos. La piedra se trajo de Salamanca.

Algunos bloques exteriores fueron tratados químicamente para protegerlos y reforzarlos. En el interior del edificio se instaló aire acondicionado caliente para crear una atmósfera seca parecida al clima de Nubia. Y como recuerdo al río cercano que tuvo el templo, construyeron un estanque de poca profundidad, a lo largo de los tres portales de acceso al templo. Los trabajos de reconstrucción del monumento duraron dos años. Fue inaugurado el 20 de julio de 1972 por el alcalde de Madrid.

Rastro de Madrid

Mercadillo de El Rastro
(Madrid)




Es un mercado céntrico, al cual se accede con mucha facilidad. La zona está cerca de la Plaza Mayor y se puede llegar a pie desde la Puerta del Sol. Las comunicaciones son buenas, tanto en Metro como en autobús. Quien pasa por Madrid se reserva una mañana festiva para ir al Rastro de 9 a 15 horas. El público pasea, compra lo imprevisto junto con lo que busca, regatea un poco, va a beber un chato de vino con tapas en los bares de la zona y se muestra siempre alegre bajo el sol o la lluvia porque durante unas horas está en un mundo atractivo y diferente.


Los vendedores montan sus puestos a partir de las 8 horas y, a las 15 horas, los empiezan a desmontar. De 9 horas a 15 horas, el público tendrá a su disposición este simpático mercado durante 6 horas de disfrute.



En el Rastro de domingos y festivos, hay ruido humano pero no hay coches. Es zona peatonal. Los puestos no están sectorizados, si bien es verdad que los artesanos tienen tendencia a juntarse en la Plaza de Cascorro.

Hay tabernas, cervecerías, cafeterías y restaurantes. En la Plaza de la Cebada, en época de buen tiempo, se instalan terrazas. Conviene llevar la cartera bien guardada porque, como en todos los sitios donde acude mucha gente, los ladrones se mezclan al público.

Aquí la gente viene a olvidarse de sus problemas cotidianos y a pasar unas horas agradables, incluso si hace mal tiempo. El Rastro ha llegado a ser un acontecimiento festivo habitual en Madrid.

Desde los años 80 hasta el año 2000, por orden de los alcaldes sucesivos, se reordenó el Rastro. Se restringió la extensión del Rastro a los domingos y festivos. Los puestos permanentes de los días laborables fueron aparcados hasta su total eliminación. Hoy en día, el Rastro sigue protegido por sus clientes que lo quieren conservar en su forma tradicional sin grandes cambios.

“El Rastro de siempre” no es una realidad porque ha cambiado a lo largo de su historia. Pero el Rastro es un mercado que sigue en su sitio desde hace más de 500 años. Mientras sea así, será una prueba de que el deseo del Pueblo tiene más poder que la política que siempre cambia.

El Rastro no es patrimonio del Ayuntamiento de Madrid. Sus sucesivos alcaldes no deben remodelarlo constantemente ni desplazarlo a su antojo cuando molesta sus proyectos urbanísticos. Su obligación es protegerlo con una seguridad ciudadana adecuada para los más de 100.000 visitantes que a él acuden cada vez que se celebra.